no había mejor lugar en las termas, para dar con la gente. Le dijo que siguiera por la calle del hotel y más allá del Casino, encontraría el Establecimiento. La decoración era de estilo morisco. Herrera tuvo un sobresalto desagradable sin saber por qué, pero susemocionesvariaronrápidamentecuandolahija entró en la sala, corrió a sus brazos y exclamó: «No puedo creer.» «Yo tampoco», dijo él. «Pensé que estabas enojado. Como no recibí contestación a mi