pero que, ante la mirada de aquellos hombres, me pareció haber perdido por completo. Cuando intenté concentrarme advertí que estaba temblando. Cerré los ojos para olvidarme de ellos y entonces vino tu voz en mi ayuda. Era como una suave melodía que invadía mi mente, vaciandoladepensamientosydemiedos.Ycuando aquel timbre cálido, en el que me venían tus palabras, se fue apagando hasta que quedó un silencio perfecto, me pareció que todo mi cuerpo se había transformado en