tomaba sigilosamente en las comidas. El padre de Betina también miró y, ante aquel inesperado espectáculo, comenzó a hacerse preguntas alarmado. Jano había comprendido todo en seguida con suma transparencia. Adriana no había podido resistir el hecho de que la pureza de sus ideas fueratergiversadayutilizadaporotros;porotros que, ideológicamente, quizá estaban en un polo político opuesto al suyo. Adriana no sabía que comenzaban a correr malos tiempos para los puros de ideas. Desconocía