se en ellos mientras escuchaba aquellas historias de héroes generosos y rufianes enamorados. Cuando el abuelo le daba las buenas noches, le acariciaba un instante la mejilla y, en una ocasión, le dijo mientras lo hacía que de nada sirven la sabiduría ni el valor si no seutilizanparaayudaralpobreyaldesvalido. --Tienes que llegar a ser sabio, bueno y valeroso, Miguel. Como tu padre. La noche siguiente el abuelo le habló de su hijo,