el centro de lo mejor. EMILIA.- Lo estás, hija. Siempre fuiste muy atractiva. Comprendo que los hombres pierdan la cabeza por ti. ADELA.- Lo malo es que yo también la pierdo a veces por alguno. EMILIA.-Nolocreo.Losutilizasyhacesmuybien,pero con serenidad. Además, medio dormida, ¿qué más te da? ADELA.- (Ríe.) Aquí tenías una sonrisa entre maliciosa y altiva.