en par, y a un soldado rubio, grande y grueso, de guardia en la jamba izquierda, le preguntaba: "¿Kapitän?" (al parecer, venía yo, pues, a presentarme por alguna razón, al capitán). Aunque, en verdad, esta palabra seusatansóloenlaMarina,elmuchachomeentendíaymeseñalaba hacia el piso superior. Las escaleras arrancaban del propio zaguán y yo subía y encontraba arriba un cuarto con la puerta abierta y me asomaba y junto a una ventana había tres oficiales sentados a una mesa, el capitán en