la que tú ya me habías mostrado. Mientras me rizaban el pelo con unas tenazas me quemaron la frente en un descuido. Mamá estaba aún más nerviosa que yo y Josefa parecía dirigirlo todo. Agustina ya había puesto la mesa para el desayuno enelcomedorquenuncaseusaba,juntoatuestudio. Todo había adquirido un aire de fiesta. Un taxi nos esperaba tras la cancela. "Papá no viene, ¿verdad?", pregunté a mamá resignada. Sabía que a ti no