de su sonrisa blanquísima, que los indígenas adoraban por considerarla de naturaleza divina. Cautivados por sus extraños poderes mágicos, acabarían proclamandola Emperatriz del Amazonas. La escribiría con la máquina del abuelo en unas cuartillas que había cogido del secreter. También habíaencontradocartulinaamarilla,queusaríapara hacer las cubiertas. Sobre ellas dibujaría un gorila o un elefante y escribiría el título en grandes caracteres negros: LAS AVENTURAS del AMAZONAS Dejaría diez o doce páginas en blanco y luego