aparatosamente un visillo en la cocina. Los objetos pasan la noche despiertos y es en la mañana cuando cobran toda la ventaja sobre sus dueños. Aquella mañana sintió miedo al ver la taza que la noche anterior dejara en el borde del fregadero a secar. La había dejado preparada parausarlaapenassaltasedelacamayal extender la mano hacia ella supo, sin saber detener la trayectoria del brazo, que la empujaría. Observó con rabia el borde desportillado y los trocitos