de manchas de tomate y llegar tambaleandose al silloncito donde la noche anterior había dormido la Emilia. La cual se unió a nosotros para comunicarnos que María Pandora dormía plácidamente y que su amigo médico había prometido acudir a la carrera provisto del instrumental pertinenteylaciencianecesariaparausarlocon buen fin. --Esto --dijo don Plutarquete-- me tranquiliza sobremanera. Y ya que todo está en orden y no nos queda sino aguardar la llegada del abnegado doctor,