Sólo una frase del abuelo, una frase que había oído pocas semanas antes, logró atravesar las paredes de su llanto. --Este tipo de lecturas está viciando su imaginación --dijo. La abuela estuvo más de dos horas intentando consolarle.Leacariciabalacabeza,lerepetíatranquilízate, mi niño, le decía que no había pasado nada, que intentara dormir, el sueño lo arregla todo. Recordó la mirada triste de su hijo y Miguel, después de haber