el Premio Nobel? --No vivirá para verlo --dijo en voz baja. Y se estremeció. CAPITULO TERCERO I Nueva York, febrero 1962 Querido David: Una noticia familiar ha perturbado mi rutina. Es una buenanoticia:mipadresehavueltoacasar.Metranquiliza saberlo, me libera de la preocupación que a veces me asaltaba en medio de mi profundo egoismo: «¿Qué hará él solo? ¿Es suficiente la visita periódica de mis