a nivel de universal, como diría un periodista, cualquier caballerosidad con el enemigo, equiparándose, con pleno fundamento y propiedad, a las usuales cortesías entre los antagonistas de un combate de boxeo, supondría ofender y escarnecer la suprema dignidad que aspira a reclamar para sucausa,altrabarporsobresucabezarelacionesque,porlomismo, tendrían que reputarse de un rango inferior, o tal caballerosidad quedaría expuesta a verse interpretada como un incontestable desmentido de aquella pretendida universalidad, supuesto que en la admisión de su posibilidad