piernas, para eso era el asiento de enfrente, ¿no? y se arrellanó. "Soy libre, libre de hacer lo que me dé la gana." Ahora sí el tiempo pasaba con lentitud y ningún pensamiento galopaba dentro de su cabeza. Cuando salió del Sanbornsestabaoscureciendoyyaelregentehabíamandado prender las larguísimas hileras de luz neón del circuito interior. A Laura le dolía el cuerpo y el brazo en alto, varado en el aire llamó al primer taxi, automáticamente