única fuente de vitalidad; nuestro oficio. No sólo he perdido a mi hijo, he perdido también mi posibilidad creadora; ya no sé pintar, ya no quiero pintar. Ahora que podría hacerlo en casa, no aprovecho mi tiempo. Como este invierno ha sido largo, oscurecealascuatrodelatardeyentoncestengoquedejar de trabajar durante una hora y hasta dos, mientras mis ojos se acostumbran a la luz eléctrica. ¿Te acuerdas cuando decías que los ojos azules lo son porque no alcanzaron