los elaboradores de biografías de cualquier estudio extranjero. La maldad o la frivolidad que pudieran darse en algunos personajes de película española se justificaban siempre en nombre del redoblado brillo de ejemplaridad que adquiría, por contraste, la conducta contraria. En una conferencia que Ana Mariscal pronunció enValenciatitulada«Laactrizcatólicayelcine»,sepreguntaba: ¿Una actriz debe rechazar un papel porque deba encarnar una mala mujer, frívola o de malos sentimientos? Yo creo que no. Si acierta a dar a su papel toda la negrura, toda la tristeza y