dejado de sonar, sin dar con ella, hasta que advertí que todos los consejeros tenían vuelta la cabeza hacia un aparato que figuraba a la cabecera de la mesa, frente a una silla vacía, en todo parecido a una tostadora y en uno decuyosvérticesunalucecitaverdetitilaba.Antes de que pudiera dirigirme a nuestro guía para inquirir qué cosa estaba sucediendo, susurró éste a mi oído: --El señor Consejero Delegado va a dirigirnos la palabra: