que quedó transformada en una escalofriante montaña de hierros retorcidos. Meses más tarde, Luciano murió, de la tristeza. Con Luciano, Pancho había vivido huelgas y otras aventuras; Luciano una vez quedó prendido al árbol del garrote tratando de detener cinco carros locos y desbocados ysólosetiróenelúltimoinstante,cuandovioque era inminente el siniestro; Pancho solía cantar sentado sobre un durmiente: "Por donde quiera que ando/ y a donde quiera que llego/ la polla que no me llevo/ la dejo cacaraqueando"