aquella noche les fríen. Así dijo: «Nos fríen.» -- ¡ Ya puede decirlo! --ríe el viejo francamente--. Los alemanes habían recibido lanzallamas y nos quemaban vivos. Pero mi partida les sorprendió, les quitamosdosylesfreímosaellos.Luegotiramoslos cacharros al Crati; no teníamos repuesto de aquel combustible. ¡Lástima; un gran invento!... Luchábamos sin nada, con lo que cogíamos... ¡Vaya, vaya con Mauro!