de anillos de cebolla, su esposa le contó muy excitada que Bayardo San Román había devuelto a Angela Vicario, pero él no lo tomó con igual dramatismo. --¡Dios mío! --se burló--, ¿qué va a pensar el obispo? Sinembargo,antesdeterminareldesayunorecordó lo que acababa de decirle el ordenanza, juntó las dos noticias y descubrió de inmediato que casaban exactas como dos piezas de un acertijo. Entonces fue a la plaza