de Italia al balneario. Era tan viva y tan real su situación que al fin salió del sueño que había supuesto escribir su larga carta a Francesca. La realidad brutal le arrancaba del pasado. Además, ya nada tenía que contar. El repaso de su historia con Francescahabíaterminado.Laexcusadeescribirle a ella para apaciguar su conciencia y evocar sus propias vivencias, ya no tenía razón de ser. Recordó, sin embargo, tan apresurada como dolorosamente,