Texto contextualizado: |
un auditorio para el que el trabajo no se opone al ocio, sino al paro, el Santo Padre deroga la maldición divina, anunciandoles a los obreros mexicanos que el trabajo ya no es una maldición, sino una bendición. Poco hay, ciertamente, de conocimiento utilizable en tener el trabajo por una u otra cosa: apenas si es una palabra, un signo, una actitud. Pero una actitud desde la cual el cristianismo podía sustentar y levantar una reserva moral decisiva precisamente frente a capitalism y comunismo. ¿Qué mejor regalo podían esperar el uno y el otro |
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