Texto contextualizado: |
estás equivocado, que los envidiosos no son ninguna fantasía nuestra, sino seres completamente reales!", le contestaré con la implacable desautorización subjetiva del psicoanalista: "Sí, querido; ver envidiosos por todas partes: en eso, justamente, consiste tu enfermedad". En este punto tenía yo abandonado este artículo desde hace una quincena, cuando he aquí que el domingo 8 de junio me encuentro en estas mismas páginas una auténtica joya de Domingo García-Sabell, que, bajo el título de Las dos envidias, venía a mis manos como la mejor pieza de |
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