Texto contextualizado: |
adjudicaba a espaldas de la aludida. Y en mentes infantiles, tan proclives a dejarse influir por orientaciones definitorias, evocaba a la mujer que nunca ha vivido «el gran amor», a la que nunca ha dicho nadie «por ahí te pudras» y que por eso tiene el gesto agriado. Como doña Merlucines, aquella señora tan aviesa, y por otra parte tan divertida, magistralmente retratada por Elena Fortún en el cuento de Celia en el colegio. Todos la conocíamos. Todos teníamos alguna tía, alguna visita o |
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