Texto contextualizado: |
, pero siguieron impávidos. "Estaban pasmados --me dijo Clotilde Armenta--, y ya no podían levantar presión ni con petróleo de lámpara." Luego se quitaron las chaquetas de paño, las colgaron con mucho cuidado en el espaldar de las sillas, y pidieron otra botella. Tenían la camisa sucia de sudor seco y una barba del día anterior que les daba un aspecto montuno. La segunda botella se la tomaron más despacio, sentados, mirando con insistencia hacia la casa de Plácida |
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