Texto contextualizado: |
Tienes mucha fantasía, Adriana". Era evidente que deseabas concluir aquella conversación, pero yo insistí una vez más: "¿Es ese el motivo de tu sufrimiento?" Tú sonreíste con amargura. "Mira --me dijiste--, el sufrimiento peor es el que no tiene un motivo determinado. Viene de todas partes y de nada en particular. Es como si no tuviera rostro." "¿Por qué? Yo creo que siempre hay motivos y que se puede hablar de ellos", te dije, sin convencimiento alguno y desalentada |
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