a dejar esa vida. Evité el teatro, evité los paseos, evité hasta la compañía de los demás, porque el grado de gozo que me proporcionaban era mucho menor que el placer intensísimo que me daba aprender mi oficio. Suscité envidias entremiscompañerosporloselogiosquemeprodigó André Lhote. Una vez se detuvo ante una cabeza vista desde abajo y me preguntó: --¿Hizo usted esto sola? --Sí --¿Cuánto tiempo lleva usted aquí? --