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casi imperceptible añadió: --Si tú quisieras podrías venir conmigo; podríamos seguirnos viendo. Aquellas palabras de Betina alteraron todavía más las ideas de Jano, el ritmo de sus sentimientos, el equilibrio (o el desequilibrio) de su ánimo. No supo qué responder. No podía tener una respuesta inmediata para una propuesta tan decisiva. Además, se hallaba muy turbado por aquella actitud seria, distinta, de la muchacha hacia él. Betina le miraba ahora fijamente a los |
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