porque estoy que desfallezco --dije yo. Capítulo nono ÑAM ÑAM NADA MAS entrar en el restaurante nos abordó un chino tan untuoso de modales como pérfido de catadura, que insistió, como primera providencia, en que me despojara de la gabardina que traía abotonada hastalanuezyladepositaraenelguardarropa. Yo me resistí pretextando ser friolero de natural. --Restaurante ser un horno --perseveró el chino--. Servidor tener camisa pegada a cuerpo. Se quitó la chaquetilla