la Rosa. Así todo en el aire, ya te digo, hasta el día que hube de bajar al molino y vi a la Salvinia, toda blanca la cara y la garganta, en medio los ojazos negros. Ella me vio en lo alto del caballo yyametendiólosbrazos...¡Bueno,yatehecontado! ¡ Volví allí tantas noches! Pues ella fue, la Salvinia vio claro donde yo no veía. ¡Qué mujer!... ¿Ves?, recuerda que te lo dije. La niebla de Milán siempre está
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TENDERII.1 - Alargar una cosa aproximándola a otra