él. --Cálmate --dijo Genoveva--. Calmate, por favor. Pero él no se calmaba. «...no lo dice por ternura o comprensión; lo dice por mantener las buenas formas...» No se calmaba, y le brillaban los ojos enrojecidos, letemblabalavoz.Conlasdosmanossujetósucabeza y pareció reflexionar. Luego, más sereno en apariencia, dijo: --¿Por qué no me preguntas qué clase de amigo era
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TEMBLAR.3 - (fig.) Salir [la voz] entrecortada por la emoción