Texto contextualizado: |
culpa el jefe ni aquellas señoritas laboriosas, pulcras de espíritu y presencia, que acuden con puntualida y se someten sin comentario a las órdenes y a las horas, que llevan ficheros, anotaciones y cuadernos con un orden perfecto y minucioso, supliendo así la menor capacidad inteligente que le supone la opinión varonil. No. Nada de eso. La culpa la tenían las novelas y el cine. El cine, las novelitas rosa sin imaginación y otros peligros del mundo han dotado de una falsa personalidad a la secretaria. |
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