y no podía ver. Genoveva no levantó la cabeza, absorta en sus borrascas interiores. Al poco tiempo, los pasos retrocedieron y la puerta se cerró. «Han visto luz --pensó Julián--; uno de los chicos havistoluzysehaasomadoaverquésucedeenel salón, por qué la madre continúa aquí abajo o simplemente no podía dormir y pensó buscar algo en la cocina, y al vernos frente a frente, todavía reunidos, ha