excitación de las manos la que me cegó, piensa. No --sigue pensando-- no pudo ser eso, no puedo estar tan loco como para ahorcarme por esa debilidad. Echa atrás la cabeza y cierra los ojos. La imagen de la muerte se niega a comparecer,aquellosucedióhaceaños--sedice-- y esta noche de soledad extrema sólo permanece la idea del acto al igual que un aroma penetrante persiste en la memoria de sensaciones. Astillas, también,