peor que la simple interferencia de un programa televisivo, a lo que, por cierto, bien acostumbrados estamos. --Explícate --dije. Ahora era ella la que se rascaba no diré yo dónde. --Si hablamos de terrorismo, hablemos en serio --dijo--.¿Quésucederíasiestaestación,enlugar de estar en manos de honorables tecnócratas, fieles a su deber, leales a sus gobiernos y devotos del progreso, hubiera caído en manos de manipuladores sin