de unos minutos, Miguel levantó la vista del libro y le dijo a su primo acercate un poco. Después, susurrando para no despertar a la abuela, le contó cómo había salvado la vida a Tintín cuando le perseguían los hombres de pelo aplastado. Pocoapocofuesubiendoeltonodesuvoz,hasta llegar casi a gritar las palabras de agradecimiento que en esa ocasión le había dedicado Tintín: «Gracias, Miguel, te debo la vida».
TER:050.12
SUBIR.2 - (Fig.) Aumentar la intensidad, el valor o la cantidad