la izquierda. --Muchas gracias y disculpe las molestias. Cumplí rigurosamente las instrucciones recibidas y esperé sus buenos dos minutos, transcurridos los cuales se dejó oír un desabrido carrasquear y chascó la cerradura. Empujé la puerta y entré en un zaguán queolíaadesinfectante.Enascensorsubíalático. En el rellano no me aguardaba nadie, pero una de las puertas estaba entornada. Aprensivo, toqué con los nudillos y una voz femenina y distante respondió así: --