decir que no a las mujeres guapas, acepté, tras breve debate, su compañía. Con las consecuencias que se verán. Capítulo decimoquinto DEL AMOR ERA TEMPRANo aún y la calle estaba desierta. La cruzamos en dos zancadas y ganamos el portal sin quenadienosviera.Mientrassubíamosenelascensor pensé que tal vez debía haberme puesto de nuevo el traje de don Plutarquete, porque si una muerte cierta me aguardaba, no me parecía digno recibirla en tan