ninguno de nosotros le maliciamos nada. Como se fajaba bien y al niño lo traía en la boca del estómago... pero ahora que me acuerdo, si nos hubiéramos fijado de más cerquitas..." Por fin llegaron a la casa, Hilaria se fue a inspeccionar aRosa,Mónicasubióescalónporescalón,pisandohasta lo hondo de la gruesa alfombra; abrió la puerta de la recámara de su abuelita. Acostada en su cama, recibía todas las noches a sus hijas, a sus nietas, a su yerno. Se acomodaban