de semana, junto al lago Leman, fue paradisíaco. ¿A qué misterioso hecho nuevo debíamos atribuir el buen ánimo de la señora? No, por cierto, a un cambio en el aspecto del cuero cabelludo de Abreu. Nadie calificaría de cambioparamejorlapelusaqueahorasombreaba aquella calvicie. Era una esperanza, eso sí, y era también una prueba de que Abreu estaba cuidando su aspecto físico. Doña Salomé debió de sentirse halagada y agradecida de que