ya sabes. -Se hará lo que se pueda -prometió el viejo-. Como entonces. En un súbito impulso se abrazaron, se abrazaron, se abrazaron. Metiendo cada uno en su pecho el del otro hasta besarse con los corazones. Se sintieron latir,sesoltarony,sinmáspalabras,elviejosubióal coche. Las dos miradas se abrazaron aún, a través del cristal, mientras Renato arrancaba. Ambrosio levantó el puño y empezó a entonar