su ignorancia. Como otras veces, Julián vino en su auxilio, natural y desenvuelto, como si no existiese siquiera la sospecha de que él necesitara ayuda alguna. --Toca algo ligero. Algo como Abril en Portugal... Cogióalamadreporlamano,peroellasesoltó riendo. --Espera a que tomemos café... La risa de la madre también recordaba la de Julián. Después, cuando dejó la taza vacía en la bandeja y de un salto se