, hacía solamente un mes que había accedido al Papado con el nombre de Pío XII, justamente cuando las tropas autodenominadas «nacionales» estaban ya a las puertas de Madrid, y su caudillo, el general Francisco Franco Bahamonde, a punto de agarrar las riendas delpaísparanosoltarlasenmuchotiempo.Lasimultánea ascensión al poder del burgués romano y del militar gallego (dieciséis años más joven) me parece una coincidencia simbólica, que muy bien puede servir de pórtico para entrar en la etapa de la