La anfitriona se recostaba sobre el moaré dorado del sofá. La espalda recta, apoyada levemente en el almohadón, la cabeza alzada, la delgada estructura del cuerpo, la volvían flexible y arrogante en su aparente dejadez. «Como los narcisos», pensó David. Juliánsehabíasentadoenelsueloyacariciabaaun gato que había aparecido sigilosamente. Era negro y lo miraba todo con sus ojos verdes, semientornados y parpadeantes. --Mamá --dijo Julián--, tienes que tocar para David.
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SENTARI.1 - Colocar(se) apoyado en algún sitio descansando sobre las nalgas