vida. --No puedo --dijo--: hueles a él. No sólo yo. Todo siguió oliendo a Santiago Nasar aquel día. Los hermanos Vicario lo sintieron en el calabozo donde los encerró el alcalde mientras se leocurríaquéhacerconellos."Pormásquemerestregaba con jabón y estropajo no podía quitarme el olor", me dijo Pedro Vicario. Llevaban tres noches sin dormir, pero no podían descansar, porque tan pronto como empezaban a dormir