recibido el mensaje de Clotilde Armenta, y otros más perentorios, mientras se preparaba para ir al puerto. "La verdad es que no supe qué hacer --me dijo--. Lo primero que pensé fue que no era un asunto mío sino de la autoridad civil, pero despuésresolvídecirlealgodepasadaaPlácidaLinero." Sin embargo, cuando atravesó la plaza lo había olvidado por completo. "Usted tiene que entenderlo --me dijo--: aquel día desgraciado llegaba el