miró. La luz del pasillo estaba encendida y yo me acercaba a ella en dirección contraria. Casi nos tropezamos. Pero ella no me vio, y eso que llevaba los ojos bien abiertos. --¡Dios mío! --se le escapó a Catalina como un suspiro mientrassesantiguabamecánicamente. --¿Qué pasa? --le pregunté asustada. --Nada, niña, pero tú no salgas de tu habitación por las noches. Tienes que dormir bien: si no, te vas a poner
SUR:085.12
SANTIGUAR - Hacer la señal de la cruz tocando con los dedos sobre la frente, el pecho y los hombros