aquellas oscuridades que la acompañaban. Pero la encontré en el lavadero con las mangas remangadas y las manos enrojecidas por el frío del agua y la caústica del jabón. Era, en aquel trance, una mujer terrenal, sin secretos, entregada de lleno a un quehacer cualquiera. Me saludóconunasonrisafranca,sindejardecantaryaa una hora tan temprana. Exhibía una vitalidad y alegría imposibles para quien ha pasado la noche en vela, entregada a oscuras intensidades que yo no lograba adivinar.
SUR:077.15
SALUDAR - Decir palabras de cortesía en el encuentro o despedida