. Ella era como un espejo donde únicamente podía reflejarse aquella imagen espantosa en la que yo empezaba a creer y de la que tú tenías el poder de rescatarme. Durante varios días nadie me habló, incluso tú parecías distraídoyolvidadodemí.Josefanisiquieramesaludaba y estoy segura de que mamá fingía ignorarme. Yo las esquivaba y buscaba diferentes refugios donde guarecerme, pero terminaba siempre en la cocina, con Agustina, que se mantenía ajena a
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SALUDAR - Decir palabras de cortesía en el encuentro o despedida