Texto contextualizado: |
Suárez, a la voz de "¡Mía!", empalmó de volea mientras pensaba: "¡Qué bola, Señor, qué bola!". Y así, el más listo de todos los políticos (si bien en la era de los Carter y los Giscard no es al fin tan difícil que un castellano fino, con instinto y reflejos para el carpe diem, llegue a brillar como un Solón o un Lorenzo el Magnífico) será el prestidigitador que habrá sabido transformar un engendro de despacho en fenómeno histórico arraigado en el fondo del alma popular. Pero tampoco quiero pensar |
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